Si miramos la luz, se proyecta una sombra detrás de nosotros, pero cuando le damos la espalda, una sombra nos bloquea el camino.
Del mismo modo, cuando la humanidad se dirige hacia Dios, que es la luz, las tinieblas nunca pueden bloquearla.
Como Jeremías en la época del Padre y los apóstoles en la época del Hijo, si entregamos la luz de la gloria de Dios, podemos enfrentarnos a la persecución y los obstáculos a nuestro alrededor.
Sin embargo, al final, recibiremos muchas bendiciones.
Isaías, Jeremías y Ezequiel entregaron la luz de Dios Jehová en la época del Padre, y los apóstoles Pablo, Pedro y Juan entregaron la luz de la gloria de Jesús en la época del Hijo.
Del mismo modo, en la época del Espíritu Santo, los miembros de la Iglesia de Dios en 175 países de todo el mundo entregan la luz de gloria de Cristo Ahnsahnghong y la Madre celestial Jerusalén que vinieron como los Salvadores.
Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.
Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.
Isaías 60:1–3
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