En el pasado, cuando los israelitas pecaban, pagaban por sus pecados con sangre de animales en el santuario. Los pecados del pueblo que se guardaban en el santuario durante todo el año eran devueltos al macho cabrío por Azazel, que representa a Satanás, por el sumo sacerdote en el Día de Expiación, el décimo día del séptimo mes según el calendario sagrado. Esta obra también se cumple en el Día de Expiación en esta época.
Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre han venido como santuario en la época del Espíritu Santo. Debemos darles gracias por salvarnos al convertirse en las ofrendas de sacrificio para hacer expiación por los pecados de toda la humanidad. También debemos poner en práctica el amor que hemos recibido de Dios hacia nuestros hermanos.
“Trono de gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro santuario. !Oh Jehová, esperanza de Israel! […]”
Jeremías 17:12-13
“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Juan 1:29
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