Si nuestro cuerpo perdiese el 1-2% de agua, tendríamos una sed extrema. Si perdiese un 12%, nos conduciría a la muerte. Esto es una sombra de lo que ocurre en el mundo espiritual, demostrando que el agua de la vida es esencial para dar vida a nuestras almas.
Solo el Espíritu y la Esposa, Cristo Ahnsahnghong y la Madre celestial nueva Jerusalén, pueden darnos el agua de la vida que revive nuestras almas. Ellos son los que nos conceden el Espíritu Santo en el Día de Pentecostés, como estaba profetizados por los profetas Zacarías y Ezequiel en el Antiguo Testamento y por los apóstoles Juan y Pablo en el Nuevo Testamento.
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. Apocalipsis 22:17
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