Los que no hallan tropiezo en mí

Cuando Dios descendió a este mundo en la carne para dar la salvación a la humanidad hace dos mil años, no vino con una apariencia majestuosa como la gente esperaba. Por esta razón, muchos judíos rechazaron a Jesús que había venido en una forma humilde y lo crucificaron.

Incluso en esta época, Cristo Ahnsahnghong y la Madre Celestial, que vinieron a salvar a la humanidad, nos dicen que veamos su obra con ojos espirituales en lugar de ver su apariencia física. También nos dicen: “Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí”.